Imagina el Reiki como una "carga de energía positiva" para tu cuerpo y alma. Es como recibir un abrazo cósmico que equilibra tus energías y despeja cualquier nubarrón emocional.
En una sesión de Reiki, un practicante canaliza esta energía universal a través de sus manos hacia ti. No tocan directamente, pero sientes esa cálida corriente de energía fluyendo como un río de bienestar. Es como si tus células estuvieran bailando de alegría.
Piensa en ello como una renovación de energía para tu ser. ¿Te sientes agotado o estresado? El Reiki puede ser como un spa para tu energía vital, relajándote profundamente y permitiéndote liberar tensiones acumuladas.
Lo mejor es que no hay efectos secundarios negativos. Solo te sumerges en un océano de energía curativa, como si estuvieras recargando las baterías de tu ser. Es una experiencia donde la espiritualidad se encuentra con la relajación total, y al final, sales sintiéndote renovado y listo para enfrentar el mundo con una nueva perspectiva positiva.
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